El Testigo de la Victoria

"Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y de Espíritu, no puede entrar en el Reino de Dios." (Juan 3:5)

"Mas a Dios gracias, que nos dio la victoria por el Señor nuestro Jesús, el Cristo." (1 Corintios 15:57)

Todo el que recibe la vida de Cristo está destinado a correr una carrera ganadora con un final ganador. No digo que el cristiano sea inmortal, ni siquiera inmune a cometer pecado, sino que sólo puede dejar esta Tierra después de haber ganado la batalla de la fe, dado el Testimonio de la Verdad y la Victoria de Cristo. Es imperiosamente necesario que culminéis la carrera que os ha sido destinada, y que glorifiquéis a Dios antes de dejar el mundo, aunque sea a través de la misma muerte, por causa del Evangelio. Te doy testimonio, y os afirmo, que si verdaderamente creéis en el Hijo de Dios y poseéis la salvación, Jesús no os dejará morir en vano, ni sin razón alguna, porque habéis sido engendrados en Él por Dios, hechos herederos y partícipes de la naturaleza divina para la vida eterna. Sin el testimonio de la victoria de Cristo no hay glorificación de Dios, y sin la glorificación de Dios no hay salvación. El Evangelio no es ideología, ni es adhesión a una mera filosofía de vida. El Evangelio es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree. Es una operación milagrosa que involucra toda la personalidad del ser humano. Es la transformación y el renacimiento espiritual sobrenatural que comprende toda la personalidad del ser humano y tiene como resultado la vida eterna.

“El que venciere, recibirá todas las cosas por heredad; y yo seré su Dios, y él será mi hijo.” (Apocalipsis 21:7)