Las personas involucradas en la paranoia de las pseudo "Batallas Espirituales" y los falsos "Llamados Proféticos" son deprimidas, amargadas y llenas de culpa. Tienen un complejo de inferioridad, necesitan reconocimiento y llamar la atención sobre su espiritualidad superior en los demás todo el tiempo. Es en estos cultivos donde aparecen los famosos profeteros (Ver aquí). No se comunican, sus sentimientos y emociones son sacrificados "en el altar". Transmiten un juicio de infalibilidad tan mortal y tan sobrehumano que causa depresión en quienes los escuchan. Son los verdaderos fariseos que viven y tratan de justificarse en el Yugo de la Ley de Moisés que, en materia de juicio, fue sin perdón y sin misericordia. Y sorprendentemente, es con ese mismo juicio que juzgan a las personas. Y cuando se convierten en "profetas", amados hermanos, Santa Misericordia, es el Juicio Final anticipado sobre los pecadores. Están tan separados de la raza humana, de su propia mortalidad y humanidad, y tan crueles y prohibidos para sus propias vidas, tan llenos de justicia propia que ya no pueden ver la Gracia, la Bondad y el Perdón de Dios, ni son sensible al dolor ajena para amar a los hermanos y al prójimo. Son tan "santos" y "separados" que ya no se permiten ni siquiera tener la alegría de vivir para sí mismos. Dios tenga misericordia de estos hermanos, necesitan inclinar su orgullo ante la Cruz y abrir sus ojos "espirituales" a la Palabra de Dios en Gálatas 2:16: "sabiendo que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesús, el Cristo", y Efesios 2:8: "Porque por GRACIA sois salvos por la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios;". Los verdaderos Profetas continúan existiendo en el Nuevo Testamento, llamados al Ministerio de la Iglesia, y la Vida Espiritual es una realidad, y también lo son las manifestaciones sobrenaturales del Poder de Dios, pero ahora estamos bajo de la Nueva Alianza, la Alianza de Jesús, que trajo Vida Eterna y Salvación a todos los que creen, según las promesas de las Escrituras, y bajo la Dispensación de la Gracia, a la cual tenemos acceso a través de la Fe en el Hijo de Dios, quien a través de Su muerte sacrificial y expiatoria por nosotros en la Cruz nos dio la Vida, por Su Vida y Perfecta Justicia que fueron acreditadas y transferidas a nosotros que aceptamos Su Testimonio, siendo regenerados, justificados y salvos a una Esperanza Viva de Salvación, si permanecemos firmes y fundados en la Fe hasta el fin.
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