"Y respondiendo el ángel le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la virtud del Altísimo te cubrirá; por lo cual también lo Santo que de ti nacerá, será llamado Hijo de Dios." (Lucas 1:35) "de su Hijo, el cual le nació de la simiente de David según la carne;" (Romanos 1:3)
Jesús, siendo Hijo de Dios y Manifestación de la Presencia del mismo Dios entre nosotros, aun teniendo Su nacimiento humano sobrenatural, era también descendiente legítimo de José, su padre terrenal, y así también de David, según la carne. El Señor, siendo Hijo de Dios desde antes de la Eternidad, también nació hombre por obra sobrenatural del Espíritu Santo, para que por medio de Él fuésemos salvos. Sin embargo, aun de manera sobrenatural, en Su encarnación fue engendrado según el código genético de José, Su padre terrenal, aunque sin pecado, por la promesa que Dios le hizo a David, de que de uno de sus descendientes resucitaría a Cristo, así siendo descendiente legítimo de David, para que se cumpliese la promesa que Dios le hizo a él y también a Abraham. Así Jesús, el Hijo de Dios enviado para salvar al Mundo, si bien, por Su Unidad Divina, la Exacta Manifestación del mismo Dios entre Nosotros, fue engendrada también como hombre, aunque de manera sobrenatural, para que pudiera convertirse en el Nuevo Adán y Nuevo Matriz del Género Humano, redimida, celestial, espiritual y ya no carnal, que ahora nace ante todo del espíritu, por la Fe. Él también fue engendrado como hombre, de simiente celestial, puro, divino, incorruptible y santo, y por Él también todos los que creen serán engendrados para la Vida Eterna. De esta manera el Hijo de Dios es el Nuevo Adán, y también puede ser llamado legítimamente descendiente de David y de Abraham, según la carne, según las promesas de Dios expresadas en las Escrituras.
Jesús, siendo Hijo de Dios y Manifestación de la Presencia del mismo Dios entre nosotros, aun teniendo Su nacimiento humano sobrenatural, era también descendiente legítimo de José, su padre terrenal, y así también de David, según la carne. El Señor, siendo Hijo de Dios desde antes de la Eternidad, también nació hombre por obra sobrenatural del Espíritu Santo, para que por medio de Él fuésemos salvos. Sin embargo, aun de manera sobrenatural, en Su encarnación fue engendrado según el código genético de José, Su padre terrenal, aunque sin pecado, por la promesa que Dios le hizo a David, de que de uno de sus descendientes resucitaría a Cristo, así siendo descendiente legítimo de David, para que se cumpliese la promesa que Dios le hizo a él y también a Abraham. Así Jesús, el Hijo de Dios enviado para salvar al Mundo, si bien, por Su Unidad Divina, la Exacta Manifestación del mismo Dios entre Nosotros, fue engendrada también como hombre, aunque de manera sobrenatural, para que pudiera convertirse en el Nuevo Adán y Nuevo Matriz del Género Humano, redimida, celestial, espiritual y ya no carnal, que ahora nace ante todo del espíritu, por la Fe. Él también fue engendrado como hombre, de simiente celestial, puro, divino, incorruptible y santo, y por Él también todos los que creen serán engendrados para la Vida Eterna. De esta manera el Hijo de Dios es el Nuevo Adán, y también puede ser llamado legítimamente descendiente de David y de Abraham, según la carne, según las promesas de Dios expresadas en las Escrituras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario