"Y Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible". (Marcos 9:23)
A veces nos encontramos con hombres quejándose de Dios, quejándose de la vida, de la suerte y de las circunstancias.
No es común preguntarse por las injusticias y los sufrimientos de la vida. Y a menudo culpamos a Dios.
Tratamos de superar las barreras, luchamos por el éxito y fracasamos, y volvemos a culpar a quienes nos crearon.
Es difícil cuando nos ahogamos en nuestras debilidades e incapacidades, porque somos pequeños, necesitados de la ayuda del cielo, y nos preguntamos el por qué de todo.
Pero Jesús nos dio un secreto para nuestra vida, algo nunca antes pensado por los seres humanos, algo que ciertamente despertará en nosotros un poder sobrenatural, más allá de lo que podemos comprender: ¡La acción de la fe! Sí, la fe nos trae este poder.
Hay un poder ilimitado dentro de nosotros, que nunca podemos dejar de ejercer, por necesidad o por virtud.
Sí, Dios no nos dejó desamparados, ni desarmados frente a los males que tanto asolan nuestro caminar por este mundo tenebroso. Él nos ha empoderado con un regalo nunca antes visto en la tierra. Don que se da a todos los que están dispuestos y despiertos para usarlo: ¡Fe! ¡La que obra de lo natural a lo imposible, de lo inexistente a lo existente, sobre todas las cosas!
¡No estamos desarmados, todo es posible para los que creen!
¡Todo es posible, y este poder está dentro de ti, dentro de cada uno de nosotros!
¡No hay barrera que no se pueda superar! Gloria a Dios.
No hay problema, circunstancia o enfermedad que no pueda ser destruida, porque si te entregas a Cristo, ya no serás tú, sino que Él estará actuando en tu corazón, y desde tu corazón en cada dificultad que se te presente frente ¡Él es más grande!
¡No dejes que los problemas, las dificultades, las penas y los sufrimientos de tu vida te depriman!
Comienza a tomar acción positiva, comienza a tener una mente de fe, una mente de victoria y superación. Os basta con confiar vuestros caminos y vuestro corazón al Autor y Consumador de la Fe, Jesús.
No dejes que tu pasado te acuse, no dejes que tu situación presente te haga tropezar para venir a Él. ¡Todo se puede cambiar hoy!
No te quedes estancado y sufriendo más pensando que algo no se puede superar y cambiar en ti.
¡Renueva tu mente, renueva tu actitud, busca al Salvador y sé vencedor y vencedora por el poder de la gloriosa gracia de Jesús nuestro Señor! ¡Él es el promotor de la victoria y de todo lo imposible en tu vida, y esto desde hoy y para siempre!
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