"pero manifestado ahora... a todos los gentiles, para que oigan y obedezcan por la fe;" (Romanos 16:26)
"Y les dijo: Id por todo el mundo; y predicad el Evangelio a toda criatura." (Marcos 16:15)
El Evangelio y la Salvación han sido conquistados y están destinados a todos los pueblos del mundo. Jesús vino al mundo, vivió la vida perfecta, dio testimonio de la verdad, nos trajo el Reino de Dios, se entregó como precio pagado para salvar al mundo de sus pecados y resucitó victorioso, venciendo al mundo, al pecado, a la muerte y a todo principado, dominio y potestad. No todos recibirán el Mensaje de Salvación, pero el Derecho de Salvación ha sido ganado para todos, tanto para los que se salvan como para los que se pierden, y para todos se debe predicar el Evangelio de la Liberación de la Vida. El Evangelio del Reino de Dios, que ha vencido y que pronto se manifestará plenamente, es para Israel, para Italia, para Grecia, para Inglaterra, para Estados Unidos, para Brasil, para Japón, para México, para Sudáfrica, por Etiopía, por Egipto, por Indonesia, por India, por Rusia, por China, por Arabia Saudita, por Irak, por Irán, por Corea del Norte, por Australia, por Andorra, por Haití y por el mundo entero. Dios ama al mundo, y ha ganado la Salvación, en Jesús, para absolutamente todos los hombres y mujeres de todos los pueblos, tribus, lenguas y naciones. Si ya has probado el Poder de Dios y tu vida ha sido transformada por el Evangelio, no puedes negar a tantas personas como sea posible, incluso de otras naciones del mundo, el derecho a escuchar el Evangelio para conocer a Cristo y recibir el Don de la Vida Eterna.
El Evangelio es para todas las naciones. La salvación fue dada y destinada a todos los que creen, entre todos los pueblos del mundo. Ningún país, pueblo, tribu, idioma o nación está excluido de la Obra de la Redención. El Evangelio debe ser predicado en todo el mundo, absolutamente, desde el país más grande hasta los pueblos más remotos y aislados, porque este es el mandato de nuestro Salvador y el propósito de Dios. Si te sientes llamado por el Espíritu Santo, sabiendo que ya tienes un testimonio completo de vida y caminas en la presencia de Dios, si ya tienes la experiencia de una vida probada en el altar del sacrificio de la fe, y si eres un verdadero discípulo con la Unción del Espíritu Santo, teniendo la debida Ciencia y Testimonio de la Palabra de Salvación, y estando preparado y consciente para las pruebas de fe que vendrán, sometiéndote a los debidos preparativos estratégicos, ni siquiera necesitáis profecía, el Señor ya ha dado la orden a todos sus discípulos de emprender la evangelización localmente y hasta los confines de la tierra, y prometió que los acompañaría con su constante presencia, providencia y promesa de victoria en la misión.
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