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Mensaje a todas las religiones

A todos los pacíficos de la tierra que buscan la luz.

Dios, el Creador de los cielos, es el Fiel Padre Omnipotente, el gran y poderoso Arquitecto de la Luz y de todas las dimensiones existenciales, el único Dios verdadero, que tiene múltiples nombres y se expresa de muchas maneras en los códigos de sabiduría y en los obras de la Creación. Él es el Santo, el Autor de la Vida, el Creador de los universos eternos y el Padre de la humanidad. Se le llama Elohim, el Dios de Abraham, que es el padre de todos los que creen en Su Nombre y lo invocan. El Eterno es el Señor de la Providencia, que envía a los mensajeros de la luz, todos los grandes hombres verdaderamente santos, virtuosos y sabios de la tierra de todos los tiempos, sobre los cuales estuvo el Espíritu de Cristo.

Su naturaleza es bondad, misericordia y justicia, porque Él es bueno y Su voluntad es hacernos bien. Él es también La Fuerza Suprema del Universo, la Razón Absoluta y el Principio y Fin de todas las cosas. Establece las leyes morales para gobernar a los pueblos de los cielos y de la tierra, y determina las normas físicas de las energías cósmicas y de la materia, nos da la lluvia de los cielos y el aire para respirar. Él es el Juez de todos y gobierna eternamente sobre todos con Su poder, y nada escapa a Su dominio, cuyo trono se basa en la justicia y el juicio. Su carácter es íntegro e incorruptible, y Él es inmutable, porque Él es eternamente perfecto. Él es fiel y verdadero, y no puede practicar la maldad, ni ser superado ni vencido. Su sabiduría es perfecta y lo ve todo, nadie lo engaña y Él lo sabe todo.
 
Él ha dado libre albedrío y libre elección a sus criaturas, y siendo el gobernante supremo y el dominador de todo, y siendo justo, busca el bien y la felicidad de aquellos a quienes ha creado, porque Él es bueno y su misericordia es para siempre. El es eterno, y vive por encima de todo tiempo y espacio, trascendiendo todo lo que existe o se piensa, Su poder es supremo, y no hay nada que lo pueda detener cuando El determina algo y actúa. Su sabiduría y entendimiento son inalcanzables y no se pueden medir. Él, siendo bondadoso y perdonador, es fiel, justo y verdadero, paciente y misericordioso, y juzga a todos con justicia y visión perfecta. No puede cometer iniquidad y no discrimina a nadie en el juicio, y paga a cada uno según el fruto de sus obras. No hay justo que quede sin recompensa, ni impío que escape a su juicio, aunque parece lento para ejecutar sus sentencias, no queriendo que nadie perezca, sino que queriendo que todos se arrepientan y se salven.

El pecado es el verdadero problema de la humanidad, por el cual, al principio del mundo, la corrupción, el sufrimiento y la muerte entraron en el género humano. El primer hombre fue creado perfecto por Dios, pero dotado de libre derecho a juzgar. Adán, siendo tentado, ejerció su libre albedrío y pecó, dejando que el pecado y el caos entraran en el mundo. Pero Dios es grande, y nos amó y envió a su Hijo, Jesucristo, que vino al mundo y se hizo hombre por nosotros, nos trajo la verdad y el reino de los cielos, vivió la vida perfecta y predicó la paz. Y habiendo cumplido la justicia de Dios, se entregó a sí mismo por todos, y sufrió el juicio de condenación por todos los hombres en nuestro lugar, muriendo por nuestros pecados.

Y habiendo vencido nuestros pecados y nuestra muerte, canceló nuestra deuda y resucitó para darnos el perdón, traernos de vuelta a Dios y darnos la salvación, y he aquí, Él vive y reina por los siglos de los siglos. Este es el Mesías y Salvador del mundo, el Hijo de Dios, que existió desde la eternidad en espíritu y se hizo hombre por nosotros, el Señor de todos, la Palabra de Dios y el nuevo Adán de la humanidad regenerada y redimida, a través de la vida de Aquel, el gran profeta de toda la humanidad y el Juez de vivos y muertos, que volverá para juzgar al mundo.

Dios es Soberano y tiene poder para salvar a todos los hombres que practican el honor, la justicia y el amor al prójimo, cualquiera que sea su religión, porque Él es el Creador de todos y el Dios de todos los pueblos, y ama a todos los que son sinceros y humildes de espíritu que luchan por Su conocimiento, luz y verdad.
 
Él sólo pide que tengamos fe, caminemos en la luz y practiquemos el amor, la bondad y la misericordia con todos nuestros semejantes, no odiando a nadie, no practicando la deshonra y dándole gracias por el don de la vida, por su generosidad y bondad, por el sol, para la luz, para la lluvia y para el alimento de la tierra. Dios es bueno y quiere nuestro bien, si aceptamos su amor. Él no hace diferencia entre religiones, Él es el Padre de la Justicia y el Dios de la Paz, y en primer lugar Él se preocupa por la fe sincera, y lo que Él ve en el corazón de cada uno, sea bueno o sea malo, y es esto él tomará en cuenta, y todos los hombres serán juzgados cada uno según sus obras.

El dará vida eterna a los que con perseverancia en hacer el bien buscan gloria, honra e incorrupción, pero su ira y su juicio perpetuo caerán sobre los incrédulos y desobedientes que aman la injusticia, hacen el mal y el odio. Él es el Altísimo Gobernante del cielo y de la tierra, por Él reinan los reyes, y por Él son establecidos los jefes de las naciones y las autoridades de las civilizaciones. Él es el Sustentador y Protector de toda vida, el Proveedor del bien y el único salvador.
 
Él es grande en perdonar al arrepentido, y por Su poder salva a todos los que son puros de corazón, a los justos, a los piadosos, a los rectos, a los honorables, a los pacíficos y a los que hacen el bien, independientemente de la creencia que tengan o profesen, porque la poderosa salvación que nos ha dado en Cristo tiene poder para alcanzar a todos los hombres que buscan la verdad, la justicia y la paz.

W. Costa

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